Venezuela. Isla de Aves, mas que una comisión... una aventura. Capitán de Fragata Vicente Parravano.
Fragatas F22 y F24 en Isla de Aves. Foto Oct. 15, 2005. Associated Press. |
DESDE MI BALCÓN
ISLA DE AVES, MAS QUE UNA COMISIÓN... UNA AVENTURA. 1983
A 500 kilómetros al norte de la Isla de Margarita, se encuentra ubicada una pequeña porción de tierra (en realidad es arena) que pertenece al territorio venezolano; porción minúscula en extensión, pero de gran importancia, desde el punto de vista estratégico y económico para Venezuela, me refiero a la ISLA DE AVES.
En ese "punto" casi perdido en el Mar Caribe, tiene su asiento la Base Cientifico-Naval "Simón Bolívar" la cual está bajo la responsabilidad de la Armada Venezolana a través de la Dirección de Hidrografía y Navegación (DHN).
La tripulación de esa Base es conformada periódicamente con personal de diversas unidades que son enviados en comisión de servicio por espacio de un mes. La integran: un oficial, cuatro suboficiales, sargentos y tropa, constituyendo un grupo aproximado de 30 personas, con el cual se garantiza el cumplimiento de la misión de esa Base Cientifico-Naval.
La Jefatura de Personal de la Armada, anualmente elabora el rol de los designados para cumplir esa actividad rutinaria.
Corrían los primeros meses del año 1983, sentaba plaza en la Unidad Táctica de Combate "Francisco de Miranda" (UTACMI) con sede en Punto Fijo. En esos momentos ejercía el cargo de jefe de la sección de logística de la plana mayor (S-4) y administrador de la cantina de la unidad. Los comandantes de unidad son muy cuidadosos con estos cargos, por la naturaleza de los mismos y evitan que los oficiales se ausenten de sus responsabilidades por largos periodos.
El caso es que según el rol, me correspondía cumplir comisión en Isla de Aves en el mes de marzo, lo que significaba que debía ausentarme de mi Unidad por unos 45 días. El comandante "pataleó" fuertemente ante el comando superior para que fuera exonerado de cumplir con esa comisión, por las razones ya expuestas. Llegué a pensar que tendría la posibilidad de "salvarme" por la solicitud de mi comando. Pues, no hubo receptividad ante el "pataleo"; de tal manera que el TF Parravano Marino recogió su "talega" y disciplinadamente se dispuso a cumplir con la comisión ordenada.
Como lo indiqué, DHN era el ente responsable de manejar los relevos y todas las actividades relacionadas (personal, logística, coordinación con la unidad flotante designada para el traslado desde La Guaira hasta la Isla). Recuerdo que el oficial responsable del relevo era el TN. Federico Polh Contasti, con quien coordiné todo lo relacionado con la actividad.
El día programado fuimos embarcados en una fragata misilística al mando del CN Freddy González Echenagucia para cumplir con el traslado , el cual se realizó en pocas horas, dado la gran velocidad que desarrollaba la fragata.
Al arribar, el barco fondeó y procedimos a desembarcar al personal, provisiones, suministros y demás materiales en un bote Zodiac. En pocas horas se cumplió con el procedimiento formal de la entrega de cargo y firma del acta respectiva. Me correspondió recibir el comando de manos del compañero y amigo, el estimado TF Oswaldo Cortéz González, quien entregó las instalaciones, equipos, armamento y área administrativa en perfecto estado y orden, de acuerdo a la Directiva vigente, lo cual agradecí enormemente, ya que permitió que mi gestión se cumpliera también, sin contratiempos.
Luego de cumplir con lo establecido, la tripulación saliente se embarcó para dirigirse a puerto, con la satisfacción del deber cumplido.
Una vez que la fragata desapareció en el horizonte, comenzó nuestra larga jornada que duraría aproximadamente un mes.
Los días eran largos y las noches muy oscuras e interminables. Básicamente, la rutina diaria consistía en realizar guardias, los reportes establecidos, labores de limpieza y el respectivo mantenimiento de los equipos, maquinaria, cocina y lavandería. Las horas de esparcimiento las disfrutábamos jugando dominó y otros juegos de mesa. Era muy relajante observar la gran cantidad y variedad de vistosas aves que habitan en el lugar; así como, en horas nocturnas, el desove de las tortugas verdes. En ocasiones era posible captar, con cierta dificultad, algunas emisoras de radio de islas cercanas. No teníamos señal de TV. La tranquilidad habitual de la isla era interrumpida eventualmente por el paso lejano de alguna embarcación mercante; a veces, sobrevolaban nuestras instalaciones aeronaves de guerra "fantasmas", no tenían identificación visible, lo cual lo reportaba de inmediato por radio a DHN, información que también incluí detalladamente en el acta de entrega.
Deseo destacar la calidad humana y profesional del personal que me acompañó, quienes dieron muestras palpables de disciplina, espíritu de trabajo y amor por la Armada y Venezuela; a todos, mi eterno agradecimiento, sin ellos hubiese sido imposible cumplir cabalmente con la misión.
Pasado el tiempo reglamentario de permanencia, fuimos relevados por otro grupo de valiosos marinos quienes llegaron a bordo de un remolcador al mando del CC Edgar González Arrieta.
En esa misma unidad regresamos a La Guaira, dando por finalizada nuestra "aventura".
Al día siguiente viajé a Punto Fijo para asumir nuevamente mis responsabilidades en mi Unidad. El comandante, al verme, no podía ocultar su satisfacción, motivado a que tuvo que asumir personalmente las funciones y tareas del S-4 y administrador de la cantina, motivado a la escasez de personal.
Para finalizar debo aclarar que mi relato es tal cual lo viví en ese tiempo. Seguramente habrán variado ciertas denominaciones, procedimientos, normas y "doctrinas".
Por siempre DIOS y PATRIA,
CF. V. Parravano Marino.
12 de junio de 2023.
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